El antes y después en trazabilidad alimentaria
La codificación industrial no es un simple detalle: es la pieza que sostiene la trazabilidad, que ayuda a optimizar la producción y que asegura cumplir con normativas cada vez más exigentes. Pero claro, cada sector tiene su propio “campo de batalla”: el calor extremo en las conservas, la velocidad en el flow pack o la variedad de sustratos en la industria alimentaria.
En SMC Codificación sabemos cómo elegir el sistema adecuado puede transformar un proceso completo. Por eso, vamos a contarte cómo se ve el “antes y después” en tres sectores clave.
Conservas: el reto del calor y la retorta
Antes
En las fábricas de conservas, los códigos de lote y caducidad se imprimían antes de entrar en la retorta o autoclave. ¿El problema? El calor y la presión borraban las tintas o les quitaban contraste. El resultado era un dolor de cabeza: códigos ilegibles, reprocesados costosos y el riesgo de incumplir la trazabilidad exigida por ley.
Después
La llegada de la tecnología TIJ con tintas resistentes a altas temperaturas cambió el panorama. Ahora, los códigos siguen intactos tras la cocción, se reducen los reprocesados y la trazabilidad queda asegurada de principio a fin.
Resultados
- Menos incidencias en auditorías.
- Ahorro al reducir reprocesados y costes ocultos.
- Confianza reforzada en consumidores y distribuidores.
Flow Pack: velocidad y flexibilidad
Antes
El flow pack es un clásico en alimentación y otros sectores, pero la codificación era un quebradero de cabeza: paradas constantes para ajustar cabezales, mucho desperdicio de film y cambios de lote que se hacían eternos.
Después
Con impresoras TIJ de alta resolución, el cambio es inmediato. El marcaje es nítido y estable en distintos films, los cambios de lote se hacen en segundos sin detener la línea y, además, se integra fácilmente con sistemas de verificación.
Resultados
- Producción más fluida, sin tantas paradas.
- Menos mermas en embalajes.
- Auditorías IFS o BRC con codificación impecable.
Alimentación en general: diversidad de sustratos
Antes
En la industria alimentaria, la variedad de envases es inmensa: PET, vidrio húmedo, cartón barnizado… Con tecnologías inadecuadas, los códigos quedaban borrosos, corridos o poco legibles. Eso traía consigo lecturas fallidas, reclamaciones de clientes y auditorías tensas.
Después
La clave estuvo en adaptar cada tecnología al material:
- En vidrio húmedo, cabezales CIJ pigmentados que aseguran contraste.
- En PET a gran velocidad, láser UV que deja un marcaje permanente y sin consumibles.
- En cajas o embalajes secundarios, TIJ para precisión y claridad.
Resultados
- Códigos nítidos en cualquier sustrato.
- Menos reclamaciones y devoluciones.
- Costes optimizados, sobre todo con soluciones láser.
Lecciones aprendidas
Cada sector tiene su propio desafío y su propia respuesta. En codificación en conservas, todo gira en torno a la resistencia al calor. En flow pack, la clave es la velocidad. Y en la alimentación en general, la flexibilidad para adaptarse a envases de lo más variados.
Los beneficios se repiten, y no son menores:
- Trazabilidad sólida, que reduce riesgos y sanciones.
- Costes más bajos al minimizar scrap y consumibles.
- Mayor eficiencia en líneas de producción más estables.
Los casos lo demuestran: el “antes y después” en codificación no es solo cambiar de tecnología, es cambiar la manera de trabajar. Que un código siga legible tras pasar por una retorta, que los films de flow pack no se desperdicien o que el vidrio y el PET tengan marcajes claros no es solo un detalle técnico: es rentabilidad, confianza y reputación de marca.
Desde SMC Codificación acompañamos a cada cliente desde el análisis de su línea. Probamos sus propios sustratos en laboratorio y recomendamos la solución que realmente encaja. ¿El resultado? Auditorías sin sobresaltos, costes bajo control y una trazabilidad que se sostiene sola.
