En muchas fábricas —sobre todo en sectores como la alimentación, la cosmética o la agroindustria— hay un problema que se repite más de lo que nos gustaría: la codificación de productos falla. No porque el equipo esté mal, sino porque el entorno lo complica todo. Humedad constante, grasa en el aire, condensación en los envases… Todo suma. Y, al final, lo que debería ser un simple código legible termina convertido en un error de trazabilidad, un rechazo de lote o, en el peor de los casos, una sanción.
En SMC Codificación nos hemos encontrado con esta situación más veces de las que podemos contar. Y lo entendemos, porque sabemos lo que se siente cuando una línea de producción no para… pero los fallos en el marcaje siguen apareciendo. Por eso, queremos compartirte qué está detrás de estos errores y, lo más importante, cómo solucionarlos.
¿Y qué soluciones funcionan de verdad? Las que se adaptan a tu realidad.
En SMC no creemos en recetas universales. Cada entorno, cada línea, cada cliente… tiene sus propios retos. Lo que sí hemos comprobado es que hay tecnologías que dan resultados excepcionales en condiciones complejas.
La inyección continua de tinta (CIJ) es la favorita de muchas plantas por su rapidez y versatilidad. Y si se combina con tintas formuladas para ambientes complicados, el cambio es radical.
Por ejemplo, hay tintas que no se inmutan ante la grasa o la humedad. Se secan al instante y se fijan como si nada. Hemos visto impresiones impecables en flow pack aceitosos, bandejas refrigeradas y film estirable, donde antes nada duraba más de unos minutos.
Cuando el entorno es realmente exigente —o cuando las normas no permiten ni una gota de tinta—, el láser es el rey. No necesita consumibles, no mancha, y deja una marca permanente y nítida.
Desde botellas de vidrio hasta tapas metálicas, el láser lo graba todo. Y lo hace sin importar si hay vapor, calor o grasa alrededor. Es como tener un bisturí digital en tu línea de producción.
La inyección térmica (TIJ) es más compacta, ideal para líneas con espacio limitado o para codificar cajas y etiquetas. Usando tintas solventes bien elegidas, incluso los materiales más difíciles responden bien. Es una opción muy eficaz cuando las condiciones son medianamente controladas.
Lo que más nos importa no es colocar una máquina. Lo que queremos es que tu producción funcione sin sobresaltos. Que puedas dormir tranquilo sabiendo que cada envase está perfectamente marcado. Que la trazabilidad esté asegurada. Que no haya más devoluciones por un código ilegible.
Por eso, en SMC Codificación te ofrecemos un acompañamiento completo:
Si estás lidiando con un entorno complicado, habla con nosotros.
No estás solo. Hay soluciones. Hay formas de hacer que la codificación funcione incluso cuando todo parece en contra. Y nosotros estamos aquí para ayudarte a encontrarlas.