Cuando hablamos de plantas donde hay vapor en el aire, condensación constante o equipos que se lavan a diario, el etiquetado se convierte en una batalla diaria. Y es que la humedad no solo hace que las etiquetas se despeguen o las tintas no se fijen bien, también pone en riesgo la legibilidad de los códigos que garantizan la trazabilidad.
Un simple fallo puede dejar fuera de circulación un lote entero. Y eso duele, tanto por el coste como por la sensación de que algo se te escapó de las manos.
Suelen empezar con algo aparentemente menor: un código que se emborrona, una etiqueta que se despega a medio camino o una impresión tan tenue que apenas se ve.
Pero sus consecuencias son todo menos pequeñas. Esos errores generan reprocesos, paradas no previstas, quejas de clientes... y a veces, también sanciones que nadie quiere recibir.
Lo primero: asumir que lo convencional no sirve. En ambientes húmedos, las soluciones estándar se quedan cortas.
Aquí funcionan mejor las impresoras por chorro de tinta continua (CIJ) equipadas con tintas técnicas diseñadas para adherirse a superficies mojadas.
También hay etiquetas con adhesivos técnicos que aguantan la humedad, los cambios bruscos de temperatura e incluso las limpiezas a presión sin despegarse ni deteriorarse.
Los más afectados son aquellos que se producen o envasan en condiciones exigentes: botellas de bebidas frías, productos lácteos recién salidos de túneles de refrigeración, carnes al vacío, entre otros.
Si en la línea hay vapor, condensación o grasa, entonces el riesgo de fallo en el etiquetado es real. Y cuanto antes se actúe, mejor.
Aquí no hay una receta mágica. Cada planta tiene su lógica, su ritmo y sus propios puntos críticos.
Lo importante es mirar el proceso de codificación completo, no solo el momento de imprimir. ¿Dónde está colocada la impresora? ¿Qué tipo de material se está marcando? ¿Qué pasa con ese producto en los minutos siguientes?
En SMC Codificación, nos metemos de lleno en esos detalles para diseñar soluciones que encajen de verdad. Sin atajos ni respuestas copiadas.
Son el mejor aliado para dormir tranquilo. Muchas empresas ya han incorporado cámaras o lectores que revisan en tiempo real si el código se imprimió bien.
Así, si algo falla, se detecta de inmediato y se puede actuar antes de que el producto llegue al palé. En líneas de mucho volumen, esta verificación es una red de seguridad que marca la diferencia.
Uno fundamental. Porque puedes tener la mejor impresora del mercado, pero si nadie sabe cómo ajustarla bien, limpiarla correctamente o detectar un fallo a tiempo... no sirve de mucho.
Por eso, cuando instalamos un sistema, también formamos al equipo. Lo hacemos fácil, práctico y adaptado al día a día de la planta. Porque al final, quienes están frente a la máquina son quienes hacen que todo funcione como debe.
Si ya te has encontrado con etiquetas que se despegan, códigos que no se leen o errores que terminan costando más de lo que deberían, este es el momento de revisar el sistema.
En SMC Codificación podemos ayudarte a detectar el origen de esos fallos y proponerte una solución que encaje contigo, con tu proceso y con tu realidad. Sin complicaciones innecesarias, sin fórmulas mágicas. Solo soluciones de codificación que funcionan.